Gestionar la deuda en tiempos de COVID
Uno de los grandes aprendizajes que tendremos en esta pandemia, será el cómo transitamos durante este tiempo, y parte de este tránsito depende de nuestra realidad financiera, de la posibilidad de seguir atendiendo las obligaciones que teníamos, y continuar con el estilo de vida, haciendo algunos ajustes dada la contingencia, que ninguno esperábamos.
Mantener el estilo de vida que llevábamos antes del COVID, es un reto para los independientes, dada a la caída de ingresos durante esta temporada, la única manera de que esto se diera, sería tener un colchón o un fondo de emergencias que nos permitiera operar por el tiempo que fuere necesario. Sin embargo, sabemos que en Latinoamérica y especialmente en Colomba, el ahorro no es prioridad y muy pocas personas cuentan con este tipo de blindaje.
Bueno, volviendo a lo que está en nuestras manos y podemos hacer hoy con respecto a las deudas y compromisos adquiridos, para tener la menor afectación sobre nuestra historia crediticia y el flujo de caja, hay que enfocarnos en empezar con el gasto, y es aquí donde nos tendremos que volver muy estratégicos, cada peso cuenta; una decisión inadecuada puede impactar negativamente tu futuro.
Empecemos haciendo un ejercicio: hagamos un inventario de los pagos mensuales, deudas (A quién le debo, cuánto le debo, cuota mensual, en cuánto tiempo terminaría de pagar) y sus costos financieros (o las tasas); teniendo esto claro podemos tomar algunas acciones como las siguientes:
Evaluar nuestro nivel de solvencia, que en resumen es nuestra capacidad de cumplir con nuestras obligaciones. Idealmente nuestros activos deben ser mayor a nuestras deudas, en ese caso tenemos solvencia.
Evaluar nuestro nivel de liquidez, sería contar con el efectivo suficiente para poder cumplir con los pagos y obligaciones que tenemos que hacer en el día a día. Habría que comparar el valor total que pagamos mensualmente por cuotas de créditos contra nuestro ingreso neto y nuestros gastos.
Entender cómo estás en el presente en materia de deudas y gastos.
Hacer el presupuesto de subsistencia (gastos de la casa, alimentación, médicos), irnos hasta lo más básico posible.
Reducir el pago de las cuotas al negociar con acreedores o bancos. (Canón de arrendamiento, tarjetas de crédito o cuotas)
Revisar opciones como refinanciación de las deudas, para darle oxígeno al flujo de caja, buscar una compra de cartera para mejorar condiciones, o un crédito de libre inversión para sobrellevar esta situación, sin afectar el historial crediticio y poder transitar en este tiempo con algunas certezas.
Negociar con los acreedores deudas que están muy atrasadas y/o proveedores. Hacer acuerdos de pagos en casos extremos, priorizando las consecuencias del NO pago.
Analizar si hay errores en el manejo de su presupuesto; ver cómo ha sido el manejo en meses, o incluso años. No podemos enfocarnos solo en el árbol y no ver el bosque, es posible que esta situación solo nos esté revelando una realidad.
Tener la tranquilidad de contar con un plan para estar libre de deudas y con los pagos al día, nos permite organizarnos mentalmente y gestionar esta crisis como es debido; en lugar de estar en permanente angustia teniendo a todas las cuentas por pagar y sintiéndonos reducidos o en un laberinto.
Finalmente, es clave tener el panorama completo de nuestra situación financiera, y si es compleja, el primer paso sería buscar una asesoría, para ayudar a generar consciencia, usar herramientas, buscar alternativas, y por último llegar a encontrar soluciones exitosos para cada uno de los casos.
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