Monitorearlos de cerca ayudará en los esfuerzos de intervención más tempranos para prevenir efectos que amenacen la vista, encuentra la investigación.

El queratocono (KC), una afección de la córnea que generalmente comienza durante la pubertad progresa más rápido y, a menudo, está más avanzado en el diagnóstico inicial en niños que en adultos, sugiere una investigación. Aunque la KC no tiene una prevalencia muy alta, tratar esta afección inmediatamente después de su descubrimiento en la población pediátrica es clave para evitar complicaciones que amenacen la vista, como la ectasia corneal. Un grupo de investigadores realizó, recientemente, un estudio que encontró varios indicadores de progresión de KC en niños, que podrían usarse para ayudar a identificar más pacientes afectados a una edad más temprana.

El estudio, llamado Shahroud Schoolchildren Eye Cohort Study, incluyó un total de 10,440 ojos de niños de entre seis y 12 años, 18 de los cuales tenían KC (0,2%). La afección se diagnosticó en sujetos con base en los hallazgos de los exámenes de visión, refracción, tomografía y lámpara de hendidura. Tres años más tarde, los sujetos afectados completaron otra ronda de los mismos exámenes, y cada uno mostró la progresión de la enfermedad.

Cuando el grupo de investigación comparó los datos medidos de ojos normales frente a los afectados por KC, los cambios en el índice de descentración de la altura, Kmax-3 mm zonal, astigmatismo refractivo, Kmax de un solo punto y el índice de asimetría vertical se puntuaron como los principales indicadores de progresión de la enfermedad en niños del grupo de edad estudiado.

«Como la mayoría de los parámetros de queratometría, todos los índices de paquimetría mostraron cambios significativos de tres años en el grupo KC, que fueron significativamente mayores que los cambios observados en el grupo normal», escribieron los investigadores en su estudio.

«En conclusión, la progresión de la KC en los niños es más rápida que en los adultos, por lo que los pacientes deben ser monitoreados de cerca para una intervención oportuna». Prestar atención a los cambios en los factores de riesgo más importantes puede permitirle intervenir clínicamente antes de que la afección provoque cambios en los parámetros de la visión, como la agudeza visual.