Teletrabajo, optometría y COVID-19

Ingrid Astrid Jiménez Barbosa. PhD en Optometría. The University of New South Wales, Sydney, Australia.

La historia del teletrabajo se remonta hacia el año de 1975, cuando fue documentado por primera vez por Jack Nilles (1). Él buscaba una solución para disminuir el consumo de combustible producido en los traslados desde las casas de los trabajadores al sitio de trabajo y de manera inversa, ya que en esta época hubo crisis por el petróleo. En aquella época el uso masivo de computadores no era común, en las oficinas había fotocopiadoras o fax. Sin embargo, antes de esta experiencia documentada hubo otras, en el año 1968, en una empresa de artes gráficas y edición que utilizaba un modelo similar al teletrabajo (2).

Actualmente, los avances de la tecnología y su amplio uso han hecho posible que existan nuevos esquemas organizacionales y que el teletrabajo sea hoy una alternativa para desarrollar la actividad laboral(3). Además, con los cambios en la salud mundial debidos a la pandemia de Covid-19, el teletrabajo se convirtió en la modalidad de trabajo de selección para mantener la economía de los países y el acceso a los servicios que requieren las personas(4).

En Colombia, el teletrabajo se encuentra definido en la Ley 1221 de 2008. Según el Ministerio de las TIC en Colombia en 2018 había 122 mil teletrabajadores. En Bogotá, se encuentra el mayor número de teletrabajadores, cuenta con 63.995, Medellín con 29.751, Cali con 13.379, Bucaramanga con 4.827 y Barranquilla con 4.827.

El sector servicios concentra el mayor número de teletrabajadores, esto es: 86.116. Las empresas grandes cuentan con 87.439 teletrabajadores, la empresa mediana con 25.918 y la pequeña con 8.921. Los cargos que más teletrabajan son directores, jefes de área coordinadores, con un 64%, le siguen con un 26% los cargos operativos, y un 25% cargos de nivel alto. Todas estas cifras, de acuerdo con el Ministerio de las TIC, en 2020 se han incrementado en un 400% y esta entidad ha asesorado a más de 2600 personas y empresas. Hoy, aproximadamente el 98% de las empresas en Colombia están operando de manera remota y un 76.2% se encuentran motivadas a seguir haciéndolo una o dos veces a la semana cuando concluya el confinamiento decretado por el Gobierno Nacional, según la Federación Colombiana de Gestión Humana; además, se encontró que el 50% de las empresas no estaban preparadas para el teletrabajo.

El personal de salud a nivel mundial se ha visto afectado por la pandemia enunciada anteriormente y al ser parte de la fuerza laboral colombiana y del sector de prestación de servicios, han encontrado dificultades para poder continuar prestando los servicios adecuadamente dadas las condiciones de confinamiento establecidas por los Gobiernos (5). Los profesionales de la optometría no han sido la excepción ante esta situación.

Teniendo en cuenta que su quehacer diario involucra aspectos de valoración clínica de pacientes y suministro de dispositivos médicos como lentes oftál- micos, de contacto entre otros (6), han visto cómo el continuar con su labor se ha hecho difícil algunas veces, ya que deben responder ante lo establecido por el Gobierno, pero también ante las necesidades en salud visual por parte de lo pacientes.

Antes de que los gobiernos relajaran las normas de confinamiento preventivo y permitieran que algunos sectores de la economía prestaran sus servicios bajo estrictos protocolos de bioseguridad, los profesionales de la salud visual comenzaron a hacer uso de las tecnologías de la información y la comunicación, para mantener el contacto con sus pacientes, poder seguir solventando sus problemas de salud y desde la perspectiva económica el no permitir que sus pequeñas o medianas empresas ( ópticas, clínicas oftalmológicas o Visuales) entraran en crisis y tuvieran que realizar despidos de personal o el peor de los casos cerrar sus puertas definitivamente. Es entonces cuando la telemedicina hace su aparición como una útil ayuda en estos tiempos (7).

La tele salud en varios países a nivel mundial había venido desarrollándose de manera exitosa para el manejo de ciertas enfermedades o para mejorar la calidad de los servicios de salud (8). Gobiernos de países desarrollados como Reino Unido, Canadá, USA y Australia, habían implementado la tele salud dentro de su sistema general de salud y estaban realizando ajustes y observando oportunidades a futuro (9). Colombia ha venido introduciendo la telemedicina desde hace dos décadas, pero ha sido un proceso lento.

Con la expedición de la resolución 2654, que reglamentó la ley 1419 del 2010 se establecieron los lineamientos para desarrollar la tele salud y de esta manera garantizar la llegada de estos servicios a si- tios de difícil acceso y a poblaciones con limitaciones asistenciales. De acuerdo con esta resolución, dentro de la tele salud se incluyen la teleeducación, la tele orientación (para direccionar y dar informa- ción a los usuarios sobre condiciones de salud), el tele apoyo (soporte entre el talento humano de la

salud) y cuatro áreas de telemedicina: la interactiva, que comprende consulta general, de especialidades y rehabilitación; la no interactiva, que permite segundas opiniones, lecturas e interpretación de imágenes y exámenes diagnósticos; la tele experticia, como soporte a decisiones clínicas y juntas médicas, y tele monitoreo, que abarca un conjunto amplio de servicios enfocados a hacer seguimiento a pacientes(10).

Hoy en día, Colombia ha tenido que acelerar el proceso de introducción de la tele salud en su sistema general de salud, para poder dar respuesta a la pandemia de Covid-19 y esto se espera trasformará de manera positiva el sistema. A través de la resolución 2654 se reglamentó y modernizó la normatividad existente y el decreto 538, expedido en medio de la emergencia sanitaria ha sido definitivo para la aplicación de la tele salud en Colombia.

Para la optometría colombiana, el hecho de poder utilizar la tele orientación ha facilitado en algunos casos el contacto con el paciente, el seguimiento a su problemática de salud visual y quizás en algunos casos ayudar en la orientación del paciente que sospecha que tiene Covid-19. El hecho de no requerir autorización especial para su utilización ha sido un aliado para poder conser- var la prestación del servicio de manera segura.

El contacto con otros profesionales para el manejo de algunos pacientes a través de redes de profesionales especializados en áreas de la optometría ha ayudado a que la atención al pa- ciente de manera remota cobre un valor importante. Además, el concepto de prevención y promoción en salud visual es posible que se haya realizado de manera indirecta siendo ganancia para los pacientes (11). Sin embargo, el contacto físico con los pacientes es algo fundamental y esto debe primar, y evitar así los riesgos de despersonalización o deshumanización de la relación profesional-paciente (12). Para el optómetra, el hecho de utilizar la tele salud como alternativa, se puede convertir en ayuda a las po-

blaciones remotas o en condiciones de vulnerabilidad, en una fuente adicional de ingreso a futuro que le puede permitir optimizar sus tiempos de consulta y materiales o insumos implicados en la atención de los pacientes. Esto se convierte en un cambio de paradigma frente a la consulta que se realizaba y la que hoy en día requiere de distanciamiento, de seguimiento de protocolos y normas para evitar el contagio frente al peligro biológico que refiere el virus de Covid-19.

La alternatividad se convertiría entonces en una alternativa para el profesional de la salud visual, quien gracias a estas experiencias podría más adelante prestar servicios de tele salud completos no solo referidos a la tele consulta sino quizás utilizando otro tipo de apoyos diagnósticos y que generen un mayor beneficio para todos.

El teletrabajo entonces ha tenido acogida en muchos ámbitos incluido el de la salud visual, bajo el concepto de tele salud y esto ha permitido que el teletrabajador se sienta más autónomo y que pueda optimizar sus jornadas laborales permitiéndole espacios de encuentro con su familia y tiempo libre para otras actividades. El teléfono celular es en un 88% el medio de contacto entre la empresa y el trabajador, en un 56% los mensajes instantáneos y en un 31% la videoconferencia. Estos mismos medios se han convertido en el contacto con los pacientes, así como los correos electrónicos, comu- nicaciones de mensajes de voz, redes sociales, blogs entre otros.

Es importante anotar que existen pocos estudios relacionados con el uso de tecnologías de la in- formación y comunicación en el campo de la salud visual; Sin embargo, una revisión sistemática realizada en 2017 por un grupo de investigadores de la salud visual de Australia(13), en donde rea- lizaron una comparación entre la efectividad de la consulta cara a cara y el uso de la consulta en tiempo real de oftalmología y/o optometría utilizando las tecnologías de la información y comuni-

cación, demostró que son similares en términos de exactitud diagnóstica y que para que la efec- tividad exista es importante considerar que ella depende de la calidad de la información que se da al profesional de la salud visual derivada de la video evaluación que se realice en tiempo real.

Las consultas cara a cara en términos de costo-efectividad hacen que no haya reducción de costos económicos y la cobertura del servicio no sea amplia. Sin embargo, los costos iniciales para dar paso a la utilización de las tecnologías de la información y comunicación pueden ser altos, pero los beneficios a largo plazo pueden ser mayores.

Experiencias previas de estudios como el de Rayner et al (14) y Dawson et al (15) donde solamente utilizaron videoconferencia demostraron que la exactitud de los diagnósticos favoreció la tele salud cuando se compararon con otros estudios que incluían equipos de tele optometría o tele oftalmología más avanzados.

Esta evidencia soporta aun más la idea de que los profesionales de la salud visual al utilizar de manera adecuada herramientas básicas de información y comunicación pueden lograr diagnósticos acertados y por tanto orientar los tratamientos, remisiones y seguimientos a los pacientes. Sin embargo, aspectos como la velocidad de internet, experticia clínica del exa- minador para identificar falsos positivos y ne- gativos, e intercambio de imágenes en tiempo sincrónico se convierten en las limitaciones más comunes para la realización exitosa de estas actividades. Una forma de evitar estas dificultades, podría ser el envío de imágenes de manera asincrónicas para suplir las dificultades que se puede presentar por la pobre señal de internet.

Referencias

  1. Nilles JM. Telecommunications and Organizational Decentralization. IEEE Trans Commun. 1975;
  2. Castells M. La revolución de la tecnología de la información. La era la Inf Econ Soc y Cult. 1999;
  3. Mañas Rodríguez MÁ, Muñoz Alba E, Pecino Medina V. Realidad organizacional y teletrabajo. Comunitania Rev Int Trab Soc y Ciencias Soc. 2012;
  4. Belzunegui-Eraso A, Erro-Garcés A. Teleworking in the context of the Covid-19 crisis. Sustain. 2020;
  5. Liu Q, Luo D, Haase JE, Guo Q, Wang XQ, Liu S, et al. The experiences of health-care providers during the COVID-19 crisis in China: a qualitative study. Lancet Glob Heal. 2020;
  6. Gabriel Merchan de Mendoza. Revista ciencia y tecnología para la salud visual y ocular. Cienc y Tecnol para la Salud Vis. 2007;9:43–8.
  7. Melton S, Simmons SC, Smith BA, Hamilton DR. Telemedicine. In: Principles of Clinical Medicine for Space Flight. 2020.
  8. Kim JA. Telehealth in the Developing World. Healthc Inform Res. 2010;
  9. Dinesen B, Nonnecke B, Lindeman D, Toft E, Kidholm K, Jethwani K, et al. Personalized telehealth in the future: A global research agenda. Journal of Medical Internet Research. 2016.
  10. Stowe S, Harding S. Telecare, telehealth and telemedicine. Eur Geriatr Med. 2010;
  11. Villar Valdés R de J, Macias Llanes ME. Salud visual y sociedad: basamento para los cambios en la formación del especialista en Oftalmología. Humanidad med. 2007;
  12. Orozco Morales SM, Vija Espitia MV. Deshumanización en la atención de enfermería hacia los pacientes en los servicios hospitalarios. Deshumanización en la atención de enfermería hacia los pacientes en los servicioshospitalarios. 2018.
  13. Tan IJ, Dobson LP, Bartnik S, Muir J, Turner AW. Real-time teleophthalmology versus face-to-face consultation: A systematic review. J Telemed Telecare. 2017;
  14. Rayner S, Beaconsfield M, Kennedy C, Collin R, Taylor P, Murdoch I. Subspecialty adnexal ophthalmological examination using telemedicine. J Telemed Telecare. 2001;
  15. Dawson E, Kennedy C, Bentley C, Lee J, Murdoch L. The role of telemedicine in the assessment of strabismus. J Telemed Telecare. 2002;

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