Rompiendo los silos para lograr un impacto colectivo
El año pasado, el 15 de noviembre, las Naciones Unidas celebraron el “Día de los 8 mil millones”, la fecha en que se proyectaba que la población mundial alcanzaría los 8 mil millones de personas. Según un artículo de NPR, “La historia detrás de los ocho mil millones de habitantes del mundo hoy es realmente una historia de triunfo”. El autor sugiere que el hito es “una marca de progreso en la medicina y los sistemas de salud. También muestra una mejora en la educación y el desarrollo general”.
Al considerar lo que este hito significa para nuestro trabajo hacia una buena visión para todos, podemos suponer que el aumento de la población podría aportar más recursos y soluciones al problema de la mala visión. Al mismo tiempo, habrá un mandato mucho más amplio para crear mayor conciencia, acceso y servicios para llegar al aumento de la población más allá de los 2.700 millones de personas que actualmente necesitan servicios de atención visual y aún no los tienen.
Al comenzar un nuevo año, nuestro enfoque debe permanecer firme: trabajar con acción colectiva.
El proverbio africano “ Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado “ se usa a menudo para alentar a las personas a trabajar conjuntamente. Su esencia radica en fomentar un sentido de impacto colectivo a largo plazo para alcanzar una solución para cualquier número de problemas o metas.
En nuestro papel como defensores de la buena visión, está claro que tenemos un objetivo común: eliminar la mala visión en una generación. Pero ¿cómo “vamos juntos” cuando trabajamos en diferentes países con diferentes objetivos y habilidades?
Deepa Iyer, escritora, abogada y estratega que ha trabajado en espacios sin fines de lucro y movimientos de cambios sociales durante más de 20 años, ha creado un marco llamado el Mapa de Cambio Social que tiene aplicación a medida que damos sentido a lo que significa la acción colectiva y el impacto para nosotros y nuestro ecosistema en 2023. Su marco identifica una serie de roles que las personas y las organizaciones exhiben cuando participan en movimientos de cambio social u organizan colectivamente para promover una causa. Ella sugiere que cualquier movimiento para el cambio necesita un grupo de personas u organizaciones que desempeñen uno o más de estos roles:
- Visionarios
- Respondedores de primera línea
- Constructores
- Cuidadores
- Distuptores
- Sanadores
- Narradores
- Guías
- Tejedores
- Experimentadores
Iyer señala: “El marco ofrece posibilidades para que varios tipos de ecosistemas colaboren, en lugar de competir entre sí. Nos invita a pensar en el cambio social a través del lente de la solidaridad. A menudo nos vemos obligados a hacer silos cuando hacemos trabajo de cambio social, y eso realmente es la antítesis del impacto colectivo”.
Como defensores de la visión, esto describe una forma para que nosotros como individuos y, más ampliamente, como organizaciones, trabajemos dentro de nuestras propias fortalezas y nos asociemos con aquellos en diferentes roles u organizaciones que puedan complementar nuestro trabajo e impacto. Nuestras habilidades individuales y nuestro trabajo son valiosos, pero identificar a aquellas personas u organizaciones con habilidades complementarias, nos permite “llegar lejos”.
Al darnos cuenta de que somos individuos y parte de un movimiento más amplio, este enfoque:
Requiere que entendamos nuestro rol actual: sin duda, cada una de las organizaciones tienen múltiples roles que desempeñar. Tal vez somos experimentadores, concibiendo nuevos puntos de acceso para el cuidado de la visión y constructores, desarrollando el sistema para la entrega. Podemos ser narradores de historias, creando conciencia sobre el impacto de la mala visión y también tejedores, ayudando a otros a comprender cómo el problema de la mala visión está vinculado a otros problemas como la educación, la equidad de género y la seguridad vial.
Nos da una idea de posibles asociaciones estratégicas: conocer nuestro papel dentro de este marco también nos permite crear alianzas y colaboraciones con las organizaciones que se prestan para lograr objetivos similares. Si bien la fortaleza de una organización puede ser establecer la visión, los recursos operativos pueden no estar disponibles para ejecutar esa visión. En este caso, un implementador, o una organización que pueda convertir ideas en soluciones sería fundamental para garantizar que se logre el más alto nivel de éxito.
Nos permite comprender mejor el ecosistema de la salud visual: a medida que evaluamos nuestro papel en el ecosistema de la salud visual, debemos determinar si estamos tratando de individualmente de desempeñar todos los roles. Además, podemos estar intentando desempeñar los mismos roles una y otra vez con un impacto mínimo. Un ecosistema con un gran número de Visionarios que carece de un número comparable de implementadores puede no ser lo suficientemente sostenible como para garantizar un mundo donde todos puedan ver bien.
La buena noticia es que aún queda mucho trabajo por hacer, y hay un papel que todos deben desempeñar al abordar este problema. Como sugiere el proverbio, hay una manera de “llegar lejos” y es de ir juntos para llegar a esos 8º mil millones de seres humanos en el planeta y más allá.
¿Qué papel jugarás en 2023?
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