Neuroplasticidad y visión

Lic. Opt. Lupita Vergara Rojas, editora clínica Revista 20/ 20 México

Referida como plasticidad neuronal o plasticidad cerebral, la neuroplasticidad es la fascinante habilidad del sistema nervioso para modificar, cambiar y adaptarse en estructura y función a través de la vida, en respuesta a la experiencia. Este proceso ocurre modificando o creando nuevas sinapsis, lo que permite a las neuronas comunicarse entre sí para aprender nuevas habilidades y desarrollar memoria.

En la juventud, la capacidad del cerebro para amoldarse y cambiar en respuesta a diferentes estímulos y experiencias es alta.  Conforme la persona gana edad, esta habilidad es más lenta; sin embargo, el proceso de la interacción sináptica nunca termina. De hecho, el cerebro humano adiciona hasta 700 nuevas neuronas cada día.

Neuroplasticidad es la razón por la que un paciente, víctima de un evento cerebro vascular con pérdida de función lateralizada, es capaz de recuperarse parcial o totalmente después del evento. La neuroplasticidad es la razón por la que un paciente amblíope es capaz de recuperar la visión. En esencia el cerebro nunca deja de cambiar.

Nuestro cerebro se compara a una computadora, que puede modificarse o alterar sus circuitos para mejorar la ejecución del programa.

Enfocándonos en la visión, sabemos que al nacer el sistema visual no está desarrollado por completo. La estimulación de la luz al interior del ojo y su incidencia sobre la retina desencadena la maduración del sistema visual. Durante los primeros dos años de vida del niño, las experiencias visuales forman la arquitectura del sistema. Durante los primeros 4 meses, existen millones de interconexiones sinápticas que permiten el establecimiento de la acomodación, convergencia, alineación ocular y visión binocular. Para los 12 meses estas habilidades se han robustecido ya que la información de la vía visual principal se ha interconectado en corteza cerebral con zonas de asociación y vías identificables como la vía dorsal y ventral para conseguir la capacidad de generar movimientos finos, suaves y precisos de diversas partes de nuestro cuerpo a partir de la información que se recibe de los ojos.

Por ejemplo, la alteración del desarrollo de los circuitos de interconexión cortical y subcortical producen movimientos disociados en el estrabismo congénito, así mismo, se usa el término “inmadurez neuronal”, haciendo referencia a la dificultad de alcanzar el desarrollo completo del sistema nervioso central. (otras causas de inmadurez neuronal en un bebé es la hipoxia, prematuridad o isquemia).  Les invito a continuar el tema de las neurociencias y el ojo en artículo dentro de este ejemplar.

Termino esta carta contándoles que, durante este año, hemos retomado, en cada edición, temas que les impulsa a pensar en que la diferenciación es la clave efectiva para lograr un crecimiento sostenido en la atención de pacientes.

Considerando la influencia de la pandemia en los años 2020-2021 es muy importante pensar en consolidar e incorporar en nuestros servicios el manejo de miopía, la adaptación y creación de  prótesis oculares, examinación visual de la población  con pérdida total o parcial de la audición,  pacientes de baja visión que han aumentado significativamente así como la adaptación de  lentes de contacto de especialidad para aquellos pacientes que lo requieren posterior a  procedimientos quirúrgicos en córnea.

Siendo que la presencia de la luz es un don que nos permite gozar de la visión, para nosotros mismos y para nuestros pacientes. Deseo que esa divina luz les ilumine y conduzca para alcanzar su potencial personal y profesional.

¡Feliz Navidad y Próspero Año 2022!

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