Los contaminantes atmosféricos y la temperatura agravan la VKC

Un nuevo estudio publicado en Investigative Ophthalmology & Visual Science (Julio28/2023), descubrió que contaminantes como el dióxido de nitrógeno, el ozono, las partículas en suspensión y la temperatura exacerban la Queratoconjuntivitis Vernal (VKC)

En este estudio que se llevó a cabo en el sur de Israel, un clima cálido y seco con frecuentes tormentas de polvo, se observó que el dióxido de nitrógeno, el ozono, las partículas en suspensión, la temperatura y la radiación solar se asociaban de forma significativa con las exacerbaciones de la VKC, siendo el dióxido de nitrógeno, el ozono y las partículas en suspensión los que mostraban las asociaciones más fuertes.

“Todos estos contaminantes pueden dañar directamente la superficie ocular reduciendo el pH del líquido lagrimal o por oxidación”, explican los autores. “El tiempo caluroso y los fuertes vientos pueden potenciar estos efectos y provocar inestabilidad en la superficie ocular. Además, se ha planteado la hipótesis de que la presión atmosférica, la humedad mínima y la velocidad del viento pueden tener efectos mecánicos directos sobre la superficie ocular y, por tanto, podrían aumentar la incidencia de dolencias de la superficie ocular. El O3 puede causar una irritación grave de la mucosa de las vías respiratorias, y sus efectos también son evidentes en la mucosa ocular”.

El estudio también identificó diferencias en la susceptibilidad a las exacerbaciones de la VKC influidas por distintos factores demográficos como el sexo, la edad y la etnia. Los distintos estilos de vida y condiciones ocupacionales también pueden contribuir a las diferencias de susceptibilidad entre cada grupo.

Los autores describieron a la población árabe-beduina como una población que vive en tiendas o estructuras temporales, lo que significa que están expuestos a niveles significativamente más altos de factores ambientales durante todo el año. Además, este estilo de vida conlleva exposiciones que afectan a los recién nacidos y a los ancianos, quienes, según los autores, suelen experimentar una exposición mínima al permanecer bajo techo en otros lugares.

Por último, se halló una asociación no lineal entre las exacerbaciones del CVK y la exposición a los contaminantes, lo que sugiere que el riesgo de exacerbaciones no aumenta necesariamente con cada incremento incremental de los niveles de contaminantes.

“Una explicación razonable de la disminución de las exacerbaciones a niveles más altos de exposición, por ejemplo, con partículas 10 y temperatura, podría deberse a cambios de comportamiento y adaptaciones realizadas por los sujetos como medidas preventivas en casos de fuertes tormentas de arena y días de calor excesivo”, explicaron los autores. “Si se conocen las características demográficas de las personas con mayor riesgo de sufrir exacerbaciones, se podrán desarrollar medidas preventivas específicas”

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