La vida de Hernando Hernández Leal: su amor por la optometría y la pasión por la lectura

Hernando Hernández Leal es un optómetra, ingeniero químico e inventor. Profesor de optometría en la facultad de medicina de la Universidad El Bosque, Bogotá. Nació en Barranquilla, Atlántico, en el barrio El Campito, en el seno de una familia humilde y trabajadora siendo el mayor de tres hermanos.

Su infancia fue muy feliz, donde la mayor parte del tiempo vivía fascinado por sus dos amores, el fútbol y los libros. Desde muy jóven demostró sus grandes habilidades para el deporte, jugando siempre como delantero, y se destacaba en torneos, y en ligas locales llegando a pertenecer a la selección de fútbol de su departamento.

A temprana edad, su madre y su padre, se encargaron de inculcar en él, los valores y enseñanzas que marcaron su vida de forma contundente, su papá, quien trabajó en Monómeros Colombo Venezolanos S.A., fue siempre su principal inspiración, de ahí nació su gran atracción por los libros, la innovación y las ciencias. Su mente llena de curiosidad por cada día y por aprender más, era alimentada yendo todos los días a la biblioteca de la empresa donde trabajaba su padre, quedando así fascinado con la cantidad de libros y cosas nuevas que aprendía. Incluso, apoyado de la vocación de su papa,́ llegó a montar lo que para él, era su mundo de maravillas: un laboratorio en el patio de su casa, donde sus ideas y sueños se hacían realidad, donde en algún momento pensó en llegar a ser un gran genio y científico.

Sus estudios básicos de primaria y bachillerato, los hizo siempre en colegios oficiales, precisamente, en la Escuela Nacional Normal de Varones, ubicada en su ciudad. Al finalizar su etapa de colegio, tuvo que tomar lo que podría ser la decisión que marcaría su rumbo entre escoger un futuro prometedor al lado de un balón o lo que realmente le apasionaba, hacer realidad esos sueños de niño donde se visualizaba como un inventor.

Una vez se graduó, eligió estudiar ingeniería química en la Universidad del Atlántico, donde como siempre, se destacó por ser un excelente estudiante lleno de visión y ganas de salir adelante. Terminado sus estudios de ingenieria, llegó a pasar por muchos trabajos, demasiados aprendizajes en campo, con condiciones complejas de trabajo, donde la mayoría de ellos al aire libre, bajo muchas horas de sol y protecciones que resultaban incómodas. Finalmente decide renunciar y se da cuenta que eso no es lo suyo, que ese no era su sueño, sin embargo, esto era solo una de esas experiencias que sumarían los conocimientos que impulsan a Hernando a seguir subiendo escalones para alcanzar su meta.

Tiempo después, conoce a un amigo que trabajaba en un óptica, éste le habla de las características de ese mundo y se da cuenta lo importante que es para la sociedad la salud visual, y le expresó esa satisfacción que genera, ayudar a las demás personas, es ese uno de los pilares que lo impulsa para llegar a lo que ha logrado. Es así, como Hernando monta su propia óptica con el nombre de Lens Color que hoy en día sigue atendiendo, pero con un nuevo nombre, Su Óptica Amiga.

Esas mismas ganas de seguir ayudando y alcanzar sus metas, lo llevaron a estudiar optometría, en la Universidad Metropolitana de Barranquilla, con esa misma curiosidad y espíritu competitivo que lo caracteriza, se destacó entre los estudiantes, y es así como empezó a convertirse en lo que siempre soñó: ser OPTÓMETRA.

A medida que pasaban los meses y aprendía mucho más, en su cabeza empezaban a aparecer ideas, casi que alumbradas por un ser divino, dejando fluir su imaginación acompañado de las ganas de poder ayudar con sus creaciones. En eso, su nombre llega a los oídos del aquel entonces rector y cofundador de la universidad y muy reconocido senador de la república: Gabriel Acosta Bendek, que se convirtió en una persona fundamental para su crecimiento siendo así su mentor en sus años de vida.

Esa mente curiosa era lo que fascinaba al señor Acosta Bendek, quien lo apoyó desde el primer momento en todas sus ideas, siendo éste mismo, el que cuando Hernando creó su primer simulador y patente, se lo compró como muestra del gran aprecio y del potencial que él tenía. Ya como profesional, entra como docente en la misma universidad donde realizó sus estudios y al lado de sus inventos, transmitía todo ese conocimiento que le fascina, pero un tiempo después fallece el rector y por otras razones deja de trabajar ahí como docente.

Un nuevo reto se le presentó al optómetra, ser docente en Bogotá, más exactamente en la Universidad El Bosque, una institución que apoya al 100% la innovación y emprendimiento de alto impacto. Precisamente, es allí, en este ecosistema ideal, donde, desde hace más de 8 años, Hernando Hernández, ha desarrollado múltiples productos, patentes y metodologías para aulas y sus alumnos.

El apoyo del sector privado, especialmente una multinacional de lentes de contacto, ha sido clave para la comercialización de los simuladores. En el 2022 se distribuyeron alrededor de 400 simuladores para sus mejores clientes ópticos en Colombia y en este 2023, está proyectando en Centroamérica otros 150. Cabe  resaltar que, los  simuladores hacen parte de los laboratorios de práctica en cinco programas de optometría en distintas Universidades de  Colombia.

Por último, Hernando ha podido inspirar a varias cohortes y a toda una generación, a quienes les cambia el chip semestre a semestre, demostrándoles que SÍ es posible innovar en nuestra industria, y sobre todo por medio de su pasión, carisma, sentido social,  poniendo a servicio de los pacientes en el centro de su quehacer, ha logrado  unos resultados de niveles de un TITAN.

Agradecemos por su participación y motivación a escribir, a Mateo Ortíz, estudiante de VII semestre, del programa de Optometría de la Universidad El Bosque.  

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