Actualmente, por primera vez en la historia, la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Para 2050, se espera que la población mundial en esa franja de edad llegue a los 2000 millones, un aumento de 900 millones con respecto a 2015.

En Colombia, según el DANE, el porcentaje de personas mayores de 60 años también aumentó. Cifras correspondientes a 2018, indican que por cada 100 personas menores de 15 años, hay 40 personas mayores de 60 años; en el año 2005 eran 28,7. La correlación de la presbicia es evidente, según la investigación realizada en Bogotá y publicada en agosto del presente año por Optometría y ciencias de la visión, revista de la American Academy of Optometry; la prevalencia de la presbicia es de 55,2%

“La presbicia es un defecto visual propio de la edad que se da como consecuencia del endurecimiento del cristalino. Con el paso del tiempo, este lente natural del ojo es menos elástico y por tanto, la capacidad de enfocar los objetos cercanos, disminuye”, explica Walter Becerra, optómetra de Essilor Colombia. “Es imposible escapar de la presbicia, incluso si nunca antes ha tenido problemas de visión. Cuando la presbicia aparece, las personas encuentran dificultad para leer, se hace más complicado enhebrar una aguja, revisar el celular o hacer otras tareas que requieren ver de cerca; comienzan entonces a extender el brazo lo más posible para lograr ver adecuadamente. La presbicia afecta principalmente a las personas mayores de 40 años y suele estabilizarse a los 60”, afirma.

El agravante que se encontró en la investigación, fue referente a la cobertura de gafas para la presbicia, sólo alcanza el  33,9%. “La prevalencia de presbicia en Bogotá es alta, como se esperaba, debido a la distribución de la población por edad. Aunque es normal por la edad, lo preocupante es que más de la mitad de las personas con presbicia (66,1%) no tienen los anteojos que necesitan”, determinó la investigación.

Existen muchos casos de presbicia no corregida adecuadamente. Hay gente que no sabe que es un problema de visión permanente, lo atribuye al cansancio del día y no usa gafas; otros se deciden a corregirla con gafas de lectura, las cuales vienen con fórmulas determinadas y si no son las indicadas o se usan permanentemente; pueden ocasionar cefaleas, fatiga visual y dificultad para calcular las distancias; y algunos otros no se animan a buscar una solución porque tienen en mente las gafas bifocales (las de una línea divisoria en la mitad del lente), que sienten los hace lucir viejos.

“Muchas personas desconocen que la presbicia ha sido un tema de interés para el sector de la salud visual y que se ha avanzado en las soluciones para la misma. Desde que se desarrollaron los primeros lentes progresivos Varilux, hace ya más de 60 años, la tecnología empleada para su diseño y fabricación ha experimentado una continua evolución”, comenta Walter Becerra, optómetra. Los lentes progresivos, son la solución óptima porque están diseñados para garantizar la nitidez y la claridad de la visión en todas las distancias, sin que sea necesario cambiar continuamente entre gafas para ver de lejos y otras para ver de cerca”, concluye.

Debido a que la presbicia es un proceso fisiológico, no se puede prevenir ni evitar. La solución más utilizada son las gafas por la facilidad de utilizarlas y es conveniente seguir estas pautas para controlar los síntomas que pueda generar esta condición:

• Consultar al especialista en cuanto note que no enfoca bien de cerca. De hecho a partir de los 40 años, es recomendable visitar el especialista una vez al año para detectar a tiempo esta u otras afecciones visuales propias del envejecimiento.

• Usar siempre la iluminación adecuada para cada actividad.

• Hacer pausas o descansos si hay que pasar muchas horas delante de la pantalla del computador, de otros dispositivos (celular) o realizando actividades en visión próxima como tejer, por ejemplo. Cuando se esté mirando de cerca durante un cierto tiempo, se deben hacer descansos periódicos y relajar el sistema visual mirando de lejos. La recomendación es mirar a una distancia mínima de seis metros, 20 segundos, por cada 20 minutos de trabajo.