La población con discapacidad visual logra mayor independencia y autonomía

En Colombia viven aproximadamente dos millones de personas con discapacidad visual.

Según el DANE, en Colombia aproximadamente dos millones de personas viven con alguna discapacidad visual, lo que equivale a más del 4% de la población total del país, esto teniendo presente que es una condición de la cual ninguna persona está exenta, ya que para el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC), más del 65% de sus usuarios son personas que, a lo largo de su vida, han perdido de manera total o parcial el sentido de la vista. Cabe destacar que entre las causas más usuales está las enfermedades visuales, lesiones oculares físicas o químicas, sumado a las personas que de manera congénita desarrollaron ceguera o baja visión.

Han sido miles de historias de vida las que han pasado por las instalaciones del CRAC a lo largo de sus 60 años, solo en los últimos 21 años son más de 16.900 usuarios atendidos por esta institución sin ánimo de lucro, que ha venido resignificando la discapacidad visual no solo en esta población, sino a nivel social, cambiando los paradigmas que hay detrás de esta condición.

“En estos 60 años de labores hemos impactado positivamente la vida de muchas personas con discapacidad visual y sus familias a lo largo y ancho del territorio nacional, y hemos participado en el desarrollo de políticas públicas relacionadas con la atención a la comunidad que atendemos. También nos hemos destacado como agentes de cambio que apalancan con hechos y acciones efectivas de rehabilitación e inclusión la transformación social de los imaginarios, que por siglos se han relacionado con la discapacidad visual”, aseguró Gladys Lopera Directora General del CRAC.

Esta entidad pionera en rehabilitación y máximo referente en Colombia ha transformado la vida de miles de personas con discapacidad visual, quienes a través de la rehabilitación, el compartir con sus pares, el apoyo de su familia y la guía de sus terapeutas, han recibido herramientas de empoderamiento para entender su discapacidad, aceptarla y no dejarse limitar por ella.

¿Qué es la rehabilitación y para qué le sirve a una persona ciega o con baja visión?

El enfoque de la rehabilitación se traza hacia el empoderamiento de la persona con discapacidad visual y su familia para participar activamente en la sociedad, haciendo valer sus derechos, pero también cumpliendo con sus deberes como ciudadano. Básicamente esta institución busca facilitar un verdadero proceso de inclusión social desde el desarrollo o recuperación de la independencia y autonomía en su vida.

Es relevante que estas personas reciban la rehabilitación adecuada, ya que les ayuda a ser lo más independientes posible en su día a día y les permite participar en actividades educativas, laborales o recreativas y llevar a cabo las tareas que dan sentido a su vida, así lo expresa Jefferson Ramírez: Del ver con normalidad y tener una vida activa, tras un golpe con un balón, pasé a no ver ni un rayo de luz y al estar frustrado en mi habitación. El ser ciego para mí era nuevo y no podía desplazarme a ningún lado sin un acompañante. Esta situación era demasiado frustrante, lo que me hizo llegar al CRAC, allí retomé mi movilidad, aprendí braille, ábaco, el uso de la tecnología con lectores de pantalla, en términos generales, volví a ser independiente. Posteriormente, y tras haber finalizado el proceso de rehabilitación, pude hacer y ejercer una carrera profesional”.

Así mismo, Lopera señaló que los usuarios rehabilitados son testimonio vivo de la labor del CRAC: “ellos con sus logros, al atreverse a salir a la calle con el apoyo de su bastón, al incluirse en actividades educativas, laborales o recreativas, dan visibilidad al colectivo de personas ciegas y con baja visión que muchas veces pasa desapercibido o es ignorado por la sociedad. Ellos son artífices del cambio de paradigmas frente a la discapacidad visual al presentarse frente al mundo como personas independientes, autónomas, productivas y exitosas”.

Es por esto que la rehabilitación de esta población se convierte en una necesidad, porque no solo permite su inclusión social, sino también brinda un acompañamiento adecuado para el usuario y su familia, que les permita comprender mejor la condición y enfrentarla.

Entre miles de historias de vida, resalta la de Diana Jiménez, quien tras padecer Glaucoma Congénito llegó al CRAC para transformar su vida por completo “Aquí aprendí muchas cosas, como por ejemplo, que lo más importante para un ser humano es su movilidad, sumado al conocimiento, la decisión, autonomía e independencia que adquirí, allí pude conocerme a mí misma y saber de qué era capaz para salir adelante. Me quedó la satisfacción de verme crecer y enseñarle a mi familia que debían dejarme volar sola para aprender a defenderme en la vida”.

Finalmente, para el CRAC estos testimonios no son solo un comprobante de cómo se potencian las habilidades, capacidades y autoestima de las personas con discapacidad visual, sino también como influyen no sólo en su vida personal, sino en la manera en que se relacionan con su entorno al fortalecer los vínculos que favorecen su participación social, reconociéndose como sujetos de derechos con responsabilidades y deberes, capaces de proyectase más allá de su condición para aportar de manera activa al desarrollo de una nueva construcción social verdaderamente incluyente.

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