Frecuencia de catarata traumática en población infantil

Los traumatismos oculares se sitúan entre las seis primeras causas de ceguera en el mundo siendo la catarata una consecuencia de estos. Esta se reconoce por la presencia de una opacidad en cristalino que puede ser total o parcial; lo cual impide el correcto paso de la luz hacia la retina ocasionando una disminución en la agudeza visual; en la población pediátrica los traumas oculares están relacionados a golpes contundentes asociados a deportes, juegos de contacto físico, problemas intrafamiliares o accidentes escolares. Este artículo describirá la catarata traumática en la población infantil, para su conocimiento y prevención.

Tatiana Escobar Cadavid

Nicole Bibiana Lopez Martinez

Universidad El Bosque, Facultad de Medicina

Estudiantes X semestre

Programa de Optometría

Resumen

Palabras Clave: Catarata; Cristalino; Trauma ocular; Pediátrico

La catarata traumática es una de las principales causas de ceguera monocular en los niños, y representa entre el 29% y el 57% de los casos de cataratas pediátricas (1).

Las alteraciones visuales en la infancia tienen efectos importante en la adultez, debido al impacto que la salud visual tiene sobre el bienestar y evolución del niño, y por las potenciales repercusiones negativas sobre su desarrollo visual, el ojo pediátrico está en desarrollo, y los traumatismos dan lugar a complicaciones más graves, sin tratamientos eficaces y rápidos, la catarata pediátrica deteriora la visión, incluyendo la pérdida de la visión binocular, puede generar ambliopía, estrabismo, baja visión e incluso ceguera (1,2).

La mayoría de los traumas oculares en los niños pequeños, sucede cuando juegan, entre ellos, o cuando van al parque y están en alguna actividad lúdica; niños que practican algún deporte, suelen tener accidentes donde los ojos se vean comprometidos (3).

Entre los traumatismos oculares que suelen ser tratados en urgencias, sobresalen las cataratas traumáticas, de la cual se originan debido a la consecuencia de un golpe o una herida en el ojo, de manera contundente o penetrante; se presenta contusión o se rompe la cápsula del cristalino que desencadena una opacificación localizada, la cual puede resultar total y rápida cuando se deriva de un gran traumatismo (3).

CAUSAS

La transparencia del cristalino se mantiene mediante el equilibrio adecuado de su estructura microscópica y su constitución bioquímica. Cualquier cambio celular o ultraestructural puede afectar alguna de las capas del cristalino.

Los traumas oculares pueden ser contusos o penetrantes, los traumas contusos pueden provocar la aparición del anillo de Vossius, consecutivo a una impresión del segmento del iris sobre la cápsula anterior del cristalino, también pueden ser causados por agentes químicos, térmicos y por radiaciones, cualquier suceso que destruya la integridad de la cápsula del cristalino cuerpos extraños intraoculares, descargas eléctricas y radiaciones ionizantes aplicadas en el tratamiento de tumores oculares), pueden hacer que se desarrolle una catarata traumática (4,6).

La patogenia de este tipo de cataratas se relaciona con la formación de opacidades del cristalino así como las rupturas en su aparato zonular, la expansión ecuatorial por una contusión en su eje antero-posterior, puede dar lugar a la ruptura de la cápsula a nivel del ecuador, desinserción de la zónula con subluxación o luxación del cristalino, e incluso permitir el paso del vítreo a la cámara anterior (4).

El aspecto más característico de una catarata traumática por contusión es la forma de roseta, localizada en la parte anterior, posterior o ambas de la cápsula y puede aparecer después de ocurrida la lesión o transcurrir meses o años en completarse la opacidad, puede tener forma de girasol o roseta siendo la más frecuente de la catarata traumática contusa. Se forma una opacidad subcapsular posterior central debido a la expansión de edema desde los extremos de las fibras, rompiendo los procesos que unen la punta de una fibra con la siguiente. Cuando se produce una herida penetrante con rotura capsular, el grado de opacidad depende del tamaño de la lesión (4).

Los traumas oculares en los niños suelen generarse en el hogar, por el contacto con juguetes con los que el niño interactúa, o en lugares de la casa como la cocina, la sala e incluso el baño, ya que puede golpearse con objetos que se encuentren en estos lugares. En niños mayores de 8 años, es visto con mayor frecuencia asociado a los deportes y juegos en conjunto, una de las causas más importantes como (pelota, piquis, palos, petardos, piedras, proyectiles, dardos, balines de aire comprimido, trompos). Es de suma importancia tener en cuenta deportes como el hockey, deportes con raqueta, fútbol, soccer, béisbol, baloncesto, esgrima, squash, boxeo, artes marciales de contacto, lucha libre y, actualmente, el paint-ball.

Las lesiones debido a un golpe por una pelota son contundentes y dependerá de la fuerza con que llegue a golpear. Las balas de pintura son actualmente el traumatismo ocular más frecuente y más grave relacionado con la práctica del deporte. El diámetro de la bola de pintura es inferior a 2 cm y su velocidad es de 90 a 150 metros por segundo. En los últimos años, la protección ocular en algunos de estos deportes ha reducido la incidencia (5).

Los traumatismos oculares graves más frecuentes han sido reportados fuera del hogar y de la escuela. Habitualmente son provocados por otros niños de forma accidental. Las piedras, palos, útiles escolares y juguetes en general, fueron los objetos traumatizantes más frecuentes (5).

PREVALENCIA DE LA CATARATA TRAUMÁTICA EN LA POBLACIÓN  INFANTIL

El 52 % de la ceguera monocular y 20 % de las bilaterales son causadas por lesiones traumáticas (6). 415 pacientes que ingresaron en un hospital presentando lesión ocular durante el período de estudio, de estos, 93 (22%) eran niños menores de 15 años. Sesenta y siete (70%) de los niños eran varones y 26 (30%) eran mujeres. Quince (16%) niños tenían 4 años o menos y 78 (84%) estaban en el grupo de edad de 5 a 14 años. Ambos ojos se vieron afectados casi que en la misma proporción (ojo derecho 52% ojo izquierdo 46%). La incidencia global de trauma ocular hospitalizado fue de 8,85/100 000 de la población en 1 año en el grupo de edad de 0 a 14 años (frente a una incidencia global de 8,14/100 000 para la población total) (7).

Contrastando con lo anterior, un estudio publicado en el 2018 en el Children’s Hospital en Colorado en el que se incluyó un total de 62 ojos con catarata traumática: 52 pacientes presentaban catarata unilateral; 5 presentaban catarata bilateral. La edad media de los pacientes era 8,4 ± 4,1 años (rango, 0-16 años), y el 83% de los pacientes eran hombres. Se concluyó que los pacientes con catarata traumática que muestran un comportamiento autolesivo tienen un mayor riesgo de desprendimiento de retina concurrente. (7)

Según otro estudio los accidentes por juegos en niños ocurren generalmente en menores de 15 años y un 33% en edades comprendidas entre 7 y 10 años. Esta incidencia hace que el 29% de las cataratas en niños sean de origen traumático (11).

En general, los varones sufren 4 veces más traumatismos oculares que las mujeres. Son muy infrecuentes antes de los 3 años, la mayoría ocurre en la edad escolar (73%). Los traumatismos graves (18%) se presentan fundamentalmente como perforaciones (7,4%) e hifemas (7,4%). Si consideramos sólo los traumatismos graves las perforaciones del globo ocular suponen 41,3% y los hifemas 41,3%, cifras que varían de acuerdo a condiciones particulares de cada estudio consultados; así, Strahlman y cols hablan de un 16% y un 50%, respectivamente; León y cols. de un 35,5% de perforaciones oculares sin referir los hifemas, y Grin y cols. citan un 34,5% de perforaciones oculares en su serie de traumatismos oculares graves. Como en otros estudios, la perforación ocular más frecuente fue la que afectó a la córnea (47,4% de las perforaciones). De todos los traumatismos oculares atendidos en urgencias el 9,34% requirió tratamiento quirúrgico (prácticamente la mitad de los traumatismos oculares graves), el resto fue tratado médicamente. El principal objetivo del tratamiento es reducir o evitar las complicaciones secundarias (8).

TRATAMIENTO

El manejo de la catarata traumática depende de sus características y ubicación y de la integridad capsular, zonular y de otras estructuras oculares (9). Opacidades mínimas que no interfieren con la agudeza visual pueden manejarse mediante observación estrecha mientras que, en la mayoría de los casos, la intervención quirúrgica es imperativa dado, entre otros, el riesgo de ambliopía(8).

La cirugía de catarata con implantación de un LIO de cámara posterior (LIOCP) es el procedimiento electivo para el tratamiento de la opacidad del cristalino de cualquier etiología, bien sea mediante técnica de extracción extracapsular o de facoemulsificación. En niños, debido a la suavidad del núcleo, se puede extraer el contenido de la bolsa capsular mediante aspiración con cánula manual o con un sistema automatizado, reservando la utilización del ultrasonido para casos con algún grado de dureza.

Para el manejo de la afaquia resultante se ha dispuesto de recursos como los lentes aéreos, el lente de contacto, la epiqueratofaquia y, más recientemente, la implantación de un LIO. Durante mucho tiempo, el lente de contacto se consideró el método de elección para la rehabilitación visual de la afaquia, pero la intolerancia que genera y los costos de su utilización y seguimiento restringieron su uso. Sin embargo, todavía tiene aplicaciones como método apropiado en caso de afaquia postoperatoria monocular definitiva. Opciones de tratamiento como los lentes aéreos cayeron en desuso debido a las aberraciones cromáticas, la distorsión espacial y la aniseiconia en niños con afaquia monocular, y la epiqueratofaquia desapareció debido a su alta tasa de complicaciones (2)

RECOMENDACIONES

La mayoría de los traumatismos oculares pediátricos se pueden prevenir, mejorando la educación de padres, maestros, educadores, monitores o entrenadores incluso encaminada a supervisar en la medida de lo posible los juegos con otros niños, sobre todo a los menores de 5 años, impidiendo juegos con alto riesgo y juguetes peligrosos, manteniendo los productos químicos, objetos cortantes, utensilios de cocina, bien guardados y fuera de su alcance. Incentivar el uso del equipamiento de protección en las diferentes prácticas de actividades deportivas.

Además, es de suma importancia que el tratamiento de la catarata sea oportuno y rápido, realizándose una anamnesis completa, haciendo énfasis en una buena exploración ocular, teniendo en cuenta la AV, la toma de PIO, y para así evitar la deprivación visual y que esto predisponga a una ambliopía; ya que el sistema visual esta en desarrollo y toda su plasticidad, por ende, esto puede tener repercusiones en otros sentidos como en el cognitivo. La visión es algo vital y mantener su integridad es el objetivo del tratamiento de una catarata traumática.

CONCLUSIONES

El rango de edad en el que se presentan mayores traumas oculares que resultan en catarata traumática está entre los 4 a los 12 años siendo más prevalentes las lesiones en varones debido al tipo de actividades recreativas que realizan como los juegos o deportes de contacto específicamente.

Los pacientes con catarata traumática que muestran un comportamiento autolesivo tienen un mayor riesgo de desprendimiento de retina concurrente, además de que la opacificación puede ser total y rápida. Sin embargo, las cataratas traumáticas en pacientes pediátricos presentan un buen pronóstico ocular y visual siempre y cuando sean intervenidas a tiempo y se les dé el adecuado manejo interdisciplinar.

La cirugía de catarata con implantación de un LIO se realiza con el propósito de restaurar la claridad del eje visual para permitir la formación de una imagen nítida en la retina en edad de plasticidad cerebral evitando así la ambliopía. Una apropiada corrección de la afaquia garantiza un buen resultado visual que está condicionado, además, por el compromiso de otras estructuras oculares.

AGRADECIMIENTOS: A la Dra. Diana Rey por la corrección de estilo y motivación para escribir.

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