Evaluación integral en ortoqueratología: claves para una adaptación exitosa

Por L.O. Karen Blanco

Licenciada en Optometría y pasante de la Especialidad en Lentes de Contacto

La adaptación de lentes para ortoqueratología exige una evaluación integral que va más allá de la refracción. Cada candidato representa una combinación única de factores clínicos, ópticos y humanos que deben ser cuidadosamente considerados para garantizar no solo la eficacia del tratamiento, sino también la seguridad, la tolerancia y el compromiso a largo plazo. Desde la biomecánica corneal hasta la dinámica pupilar, pasando por la historia refractiva y hábitos familiares, cada elemento influye en el éxito de esta modalidad.

Introducción a la ortoqueratología

La ortoqueratología es comúnmente conocida como Orto-K y consiste en la adaptación de lentes de contacto especializadas, diseñadas para ser utilizadas durante la noche mientras el paciente duerme. (1) Estas lentes ejercen una presión suave y controlada sobre la córnea, con el fin de remodelar temporalmente su curvatura. El propósito de este proceso es permitir una visión clara y nítida durante el día, en un principio puede requerir complementarse con usar gafas o lentes de contacto convencionales, posteriormente es posible que desaparezca esta necesidad.

Sus orígenes se remontan a la década de 1960, cuando se presentaron las primeras ideas para modificar la forma corneal con lentes de contacto. Sin embargo, el tratamiento ha experimentado una notable evolución y ha ganado una gran popularidad en las últimas dos décadas, impulsado por los avances en materiales de alta permeabilidad al gas y por el desarrollo de diseños de geometría inversa, que permiten una aplicación más segura y eficaz.

La propuesta de valor central de la ortoqueratología radica en su capacidad para ofrecer libertad visual diurna. (1) Esta característica es especialmente valiosa para individuos con estilos de vida activos, deportistas o profesionales que requieren una agudeza visual sin ayudas ópticas. (1) Un aspecto fundamental y distintivo del tratamiento es su completa reversibilidad. Si el uso de las lentes se suspende, la córnea recupera gradualmente su forma original, y el error refractivo retorna, (2) lo que a su vez permite la transición a otras formas de corrección visual o incluso posteriormente revisar la posibilidad de cirugía refractiva si la graduación se estabiliza.  

Remodelación corneal

El funcionamiento de la ortoqueratología se basa en la flexibilidad natural de la córnea. El proceso de remodelación se logra mediante una lente de contacto rígida permeable al gas, con un diseño de curva o geometría inversa. Este diseño aplanado en su centro ejerce una presión hidrodinámica suave y controlada que redistribuye las células epiteliales de la superficie corneal. (3)

El impacto de este proceso a nivel histológico se limita a la capa superficial del ojo. La evidencia científica documenta un adelgazamiento del epitelio corneal en la zona central, con una reducción de entre 10 y 20 micras o del 7.3%, mientras que se produce un engrosamiento compensatorio en la región paracentral del 13%, por una acumulación de células epiteliales. Es de suma importancia destacar que este modelado no afecta las capas más profundas de la córnea, como la membrana de Bowman o el estroma. Esta característica subraya la naturaleza no invasiva y, por ende, la reversibilidad total del tratamiento.  

Usos clínicos y criterios de selección

La ortoqueratología es utilizada para corregir la miopía, los diseños aprobados por la FDA tienen rangos de eficacia que abarcan desde -1.00 hasta -8.00 dioptrías, aunque el rango óptimo se encuentra entre -1.00 y -4.00 dioptrías. También, se ha demostrado su utilidad para el astigmatismo, con diseños también aprobados por la FDA y una corrección efectiva de hasta -1.75 dioptrías, (4) e incluso para la hipermetropía, con un rango de hasta 3.5 o 4 dioptrías, si bien la corrección de estos últimos defectos visuales puede ser más compleja. (5) Sin embargo, el profesional de la salud visual deberá implementar un buen criterio clínico para discernir qué pacientes pueden o no ser tratados bajo esta modalidad y evaluar los riesgos.

Perfiles de candidatos ideales

El éxito de la ortoqueratología depende en gran medida de la selección rigurosa del paciente. (6) Los candidatos ideales son quienes buscan una visión clara sin la restricción de las gafas, como los deportistas, pilotos o policías, aunque se les debe hacer conscientes sobre las expectativas reales a alcanzar en este tratamiento. (1) Asimismo, puede ser una solución para personas con ojo seco que no toleran las lentes de contacto blandas convencionales.  

La ortoqueratología está contraindicada en pacientes con patologías inflamatorias del polo anterior del ojo, como queratitis o conjuntivitis, que cursen con riesgo o infecciones activas, así como en aquellos con alteraciones estructurales de la córnea, como ectasias corneales primarias, úlceras, defectos o compromisos del epitelio corneal. La alta motivación y la disciplina del paciente son factores esenciales para garantizar la adherencia a los protocolos de uso e higiene, que son críticos para la seguridad del tratamiento. (6)

Evaluación y criterios clínicos

La adaptación exitosa de lentes Orto-K requiere una evaluación clínica minuciosa que va mucho más allá de la refracción, involucra los anexos oculares y evaluaciones del segmento anterior. En la medida de lo posible, se debe considerar en la historia clínica, el estado de la visión binocular, el diámetro pupilar, la topografía y biomecánica corneal, así como la longitud axial. (3) Es importante también involucrar activamente al paciente y a sus cuidadores asegurando una comunicación sobre expectativas, riesgos y beneficios.

Impacto en el control de la miopía

La miopía y sus opciones de gestión y/o de ralentización deben ser prioridad en nuestros consultorios, ya que el impacto negativo en el segmento posterior ocular puede ir desde la elongación de la longitud axial, adelgazamiento, riesgo de perforación, desgarro y/o desprendimiento retiniano, incluyendo otras estructuras oculares, comprometiendo así seriamente la salud visual e integridad ocular del paciente.

La ortoqueratología no solo ayuda a ver bien durante el día sin usar gafas, sino que también sirve para controlar el avance de la miopía, especialmente en niños y adolescentes. Estudios científicos respaldan la hipótesis de que la miopía progresiva está asociada con el desenfoque hipermetrópico periférico, una señal óptica que estimula el crecimiento axial del globo ocular. Las lentes Orto-K corrigen este problema al cambiar la forma de la córnea, ayudando a que la miopía avance más despacio. Esto es importante porque así se reduce el riesgo de problemas graves como adelgazamiento, riesgo de perforación, desgarro y/o desprendimiento retiniano, comprometiendo así seriamente la salud visual e integridad ocular del paciente.

La Orto-K se considera una opción idónea para niños (a partir de los 6 años) y adolescentes cuya miopía está en progresión. Estudios científicos han demostrado que el tratamiento con Orto-K puede reducir la progresión de la miopía entre un 40% y un 60%, con algunas investigaciones que sugieren tasas de hasta un 80%, cuando se utiliza de forma dual con otras intervenciones como las gotas de atropina en baja concentración. (7)

Complicaciones y riesgos asociados

Si bien es cierto que este tratamiento está considerado de alta efectividad, también tiene contraindicaciones, al elegir al candidato se debe considerar la historia clínica de salud general y ocular dado que existen medicamentos que pueden tener una interacción negativa con el tratamiento ortoqueratológico. (6)

La complicación más seria asociada con la ortoqueratología es la queratitis bacteriana. Un análisis exhaustivo del origen de este riesgo es una consecuencia directa de la falta de una higiene adecuada y un manejo incorrecto de las lentes por parte del usuario. Los principales factores de riesgo para estas infecciones incluyen el uso de agua del grifo para la limpieza y la manipulación de las lentes con manos sin lavar. El problema es particularmente relevante en la población infantil, ya que su capacidad para mantener una higiene rigurosa puede ser menor que la de los adultos.

Además de la queratitis, se han reportado otros efectos secundarios menos severos, como la tinción o erosión corneal, la sequedad ocular y la irritación. (6) La aparición de halos de luz y deslumbramientos nocturnos es un efecto adverso relativamente común, especialmente, durante los primeros meses del tratamiento, y se debe a la zona de transición corneal. Este fenómeno no impide el uso de las lentes, pero puede desaconsejar la conducción nocturna al inicio del tratamiento.

(8) Finalmente, las limitaciones inherentes a la técnica incluyen su naturaleza reversible, que requiere un uso continuo, la posibilidad de fluctuaciones visuales a lo largo del día y los rangos de corrección restringidos.

El proceso de adaptación y las expectativas de tiempo

La corrección visual con ortoqueratología es un proceso gradual. Aunque muchos pacientes experimentan una mejora notable en la visión ya a la mañana siguiente de la primera noche de uso, la corrección visual óptima suele estabilizarse en un plazo de dos semanas o más. Para las prescripciones más altas, el efecto completo puede tardar hasta cuatro semanas o incluso algunos meses en lograrse. El éxito depende de la constancia en el uso nocturno, ya que omitir noches puede ralentizar el progreso o revertir temporalmente las mejoras alcanzadas. (7)

Protocolos de limpieza y cuidado diario

El mantenimiento riguroso de las lentes es fundamental para mitigar los riesgos de infección. La limpieza y desinfección deben realizarse después de cada uso con soluciones especializadas, nunca con agua del grifo. El protocolo diario incluye la limpieza manual de las lentes y su posterior desinfección en un estuche limpio durante al menos 4 horas. Adicionalmente, se aconseja reemplazar el estuche de las lentes cada 2 meses, ya que los microorganismos se desarrollan con facilidad en ambientes húmedos. (9)

El papel de los exámenes de control

El seguimiento profesional no es una simple verificación de rutina, sino una intervención preventiva que constituye una pieza central de la seguridad y la eficacia del tratamiento. Las visitas regulares con un especialista permiten monitorear la salud ocular, evaluar la progresión del tratamiento y realizar ajustes en las lentes si la córnea cambia con el tiempo. Para el tratamiento en niños, esto se extiende a la educación y supervisión de los padres, los cambios en la rutina de vida de los factores modificables que coadyuven en el tratamiento;  lo que transforma el cuidado en un modelo colaborativo, donde la disciplina familiar es un pilar tan importante como el diseño de la lente. (10) La detección temprana de problemas como la irritación, la secreción o el dolor severo es vital para evitar complicaciones serias, y el paciente debe ser instruido sobre estos signos de alarma para suspender el uso inmediatamente y contactar a su profesional de la salud visual.

Consideraciones finales

En conclusión, la ortoqueratología es una alternativa segura y eficaz para la corrección temporal de la miopía y el astigmatismo en rangos específicos. Su contribución más significativa, sin embargo, reside en su rol como una terapia activa de control de la miopía en la población pediátrica, con un potencial demostrado para mitigar el riesgo de patologías oculares serias en la edad adulta. (3)

La elección de la Orto-K sobre otras opciones no es una decisión simple, sino una elección clínica informada. (1) Debe basarse en una evaluación exhaustiva del perfil del paciente, sus necesidades de estilo de vida, la estabilidad de su prescripción y sus expectativas. A medida que la prevalencia de la miopía continúa aumentando a nivel global, el papel de la ortoqueratología como herramienta preventiva y de corrección visual seguirá expandiéndose. (11) Por lo tanto, se hace indispensable la continuación de la investigación global, especialmente en la eficacia para el control de miopía en niños y adolescentes y más aún en Latinoamérica.

Referencias:

1.

Zhao FMM, Zhao GMM, Zhao ZM. Investigation of the Effect of Orthokeratology Lenses on Quality of Life and Behaviors of Children. Eye & Contact Lens: Science & Clinical Practice. 2018 Septiembre; 44(5): p. 335-338.

2.

Yang YMM, Chen CMD, Chen ZMD, Zeng LMD, Xue FMD, Zhou JMD. Redistribution of Epithelium and Stroma and Their Relationship With Corneal Curvature After 1-Month Cessation of Overnight Orthokeratology. Eye & Contact Lens: Science & Clinical Practice. 2024 Junio; 50(6): p. 249-254.

3.

Deng Y LXZMLYWK. Critical factors to predict efficacy of orthokeratology in inhibiting axial elongation in myopic children. BMC Ophthalmol. 2025 Julio 29;: p. 433.

4.

Vicente Pérez C. Control de miopía: lentes oftálmicas frente a ortoqueratología. JOUR. 2023.

5.

Marroquin L, Peña A, Garcia S. Ortoqueratología en defectos hipermetrópicos. Ciencia & Tecnología para la Salud Visual y Ocular. 2016 Septiembre; 14(2): p. 107.

6.

Chen X, Li Q, Liu L. Personalized Predictive Modeling of Subfoveal Choroidal Thickness Changes for Myopic Adolescents after Overnight Orthokeratology. J. Pers. Med. 2022; 12(8): p. 1316.

7.

Zambrano Peralta P, Ortiz Quito M, Guerrero Ortiz F, Cervantes Anaya L. Ortoqueratología vs ortoqueratología combinada con atropina para el control de miopía en niños: revisión sistemática. Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología. 2023 Octubre; 98(10): p. 568.

8.

NV B, GM M, MV K. Possible complications of orthokeratology in myopia correction. Vestn Oftalmo. 2011 Julio – Agosto; 127(4): p. 56.

9.

Zhou Yl, Jin Wq, Yang Jw, Song Hx, Chang F, Xia F, et al. The efficacy of a device-based approach to microorganism disinfection and protein removal for orthokeratology lenses. Contact Lens and Anterior Eye. 2024 Abril; 47(02).

10.

Fan Yuzhuo ZL,MJ,PZ,LY,WK,ZM. An investigation into the causes of abnormal waste of Ortho-K lenses. Frontiers in Public Health. 2022; 10.

11.

Lipson M. The Role of Orthokeratology in Myopia Management. Eye & Contact Lens: Science & Clinical Practice. 2022 MAyo; 48(5).

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