El ejercicio provoca cambios oculares en los niños

Después de que los niños realizaron una rutina en bicicleta estática, durante 20 minutos, sus ojos exhibieron adelgazamiento coroidal y mayores densidades de recipientes de fondo.

Los beneficios del ejercicio están bien documentados en todos los grupos de edad; sin embargo, la actividad física puede afectar los ojos de los niños de manera diferente que los adultos.

Un equipo de China y Singapur encontró que los niños que ejercitaron durante 20 minutos habían disminuido significativamente el grosor coroidal durante al menos 30 minutos después de la actividad física y aumentaron la densidad de los recipientes de fondo después del descanso. Además, los ojos miopes y emmetrópicos mostraron diferencias en el adelgazamiento coroidal y la fluctuación de la densidad de los vasos retinianos después del ejercicio.

El estudio incluyó 58 ojos de 58 niños de entre nueve y 13 años, incluyendo 40 ojos miopes (equivalente esférico medio -3.27D) y 18 ojos emmetrópicos (media SE 0.03D). Ninguno de los participantes tenía enfermedad ocular o sistémica, ni tomaban ningún medicamento.

Los investigadores realizaron imágenes de PTU y midieron la frecuencia cardíaca, la presión arterial sistólica y diastólica y la PIO, antes e inmediatamente después de que los niños tomaran un ciclo en una bicicleta estática durante 20 minutos. Estas mediciones se registraron de nuevo después de 30 minutos de descanso.

Los investigadores informaron una significativa disminución del espesor coroidal después del ejercicio en los ojos miope y emmetrópico y durante todo el período de descanso de 30 minutos posteriores a la actividad física. Este hallazgo, difiere de los reportados en adultos que tenían estable o incluso mayor espesor coroidal después del ejercicio.

Después de la actividad física, la densidad de los vasos retinianos disminuyó en las capas profundas de la retina en los ojos miopes. Este resultado fue consistente con estudios previos que investigaron el comportamiento de los adultos, en los que la perfusión macular disminuyó después de la actividad física. Además, la densidad del vaso de los ojos emmetrópicos era mayor en las capas superficiales y profundas después del descanso.

Otro hallazgo clave: la PIO no cambió significativamente durante el ejercicio o después del período de descanso, lo que es contrario a los resultados de estudios similares en adultos que mostraron una reducción de la PIO.

Sobre la base de estos resultados, se llegó a la conclusión de que hay diferencias entre niños y adultos, ojos miopes y emmetrópicos en los efectos del ejercicio en la densidad de los vasos de fondo y el grosor coroidal. Otros estudios deberían aclarar los mecanismos y efectos subyacentes a estas diferencias.

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