Patricia E. García A. OD. Ms.As.
Editora clínica Revista 20/20
El envejecimiento de la población es una tendencia global que ha posicionado a las personas mayores de 60 años como un actor fundamental en el mercado de consumo. Este grupo demográfico, a menudo denominado “senior”, tiene necesidades de salud visual que se acentúan progresivamente con el envejecimiento y, al mismo, tiempo influyen en sus decisiones de compra, mientras enfrentan barreras para acceder a una atención adecuada.
El proceso de envejecimiento conlleva una serie de cambios fisiológicos que impactan significativamente en la salud ocular. Afecciones como la presbicia, cataratas, glaucoma, degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y retinopatía diabética son prevalentes en este grupo y afectan directamente su calidad de vida y autonomía.
La demanda de este segmento se orienta hacia soluciones que no solo corrigen a visión, sino que también mejoren la comodidad, seguridad y su independencia. La confianza en el profesional de la visión, la calidad del servicio ofrecido y la relación calidad-precio son factores determinantes en su decisión de compra. Este grupo a menudo prioriza la experiencia del proveedor y la recomendación profesional por encima del costo inicial del producto o servicio.
Diversidad demográfica y económica
La población de adultos mayores no es homogénea. Existen perfiles con poder adquisitivo elevado, resultado de una trayectoria profesional estable, pero también personas dependientes económicamente que enfrentan barreras como los bajos ingresos, falta de redes de apoyo y cobertura de salud limitada. Las estrategias de salud visual deben contemplar esta diversidad, ofreciendo tanto productos de alta gama, así como alternativas más accesibles, aunque de buena calidad.
- Adultos mayores de alto poder adquisitivo: valoran la innovación, tecnología avanzada y personalización.
- Mayores con dependencia económica: requieren opciones asequibles, de fácil acceso geográficamente y acompañadas de educación preventiva para superar el desconocimiento y el temor a procedimientos y productos nuevos.
Comportamiento del consumo senior
Los consumidores seniors destacan por ser exigentes, informados y analíticos. Tienen tiempo y experiencia para evaluar la relación calidad-precio y evitar decisiones impulsivas. Su creciente alfabetización digital les permite investigar, comparar opciones y participar activamente en procesos de compra, aunque su decisión final suele incluir una validación profesional.
La salud visual, para este grupo, no es solo una cuestión funcional, se integra en su bienestar general, afectando desde actividades cotidianas hasta aspectos emocionales. La pérdida de visión puede conducir a aislamiento social, depresión y ansiedad, haciendo que las soluciones ópticas deban responder no solo a criterios clínicos, sino también sociales y psicológicos.
Adaptaciones cotidianas y demandas específicas
El deterioro visual obliga a los adultos mayores a modificar sus hábitos de consumo y, por ende, su entorno. Surgen necesidades como mayor iluminación, interfaces más intuitivas, letras grandes o mejor contraste. Esto genera una demanda de soluciones ópticas y tecnológicas que promuevan autonomía y conectividad.
Entre las alternativas recomendadas para el cuidado visual en personas adultas mayores se encuentran las gafas progresivas, lentes multifocales, lágrimas artificiales y suplementos nutricionales. Además, existen servicios útiles como la cirugía de cataratas, revisiones periódicas especializadas, campañas de detección, asesoría nutricional y chequeos de enfermedades visuales como la diabetes y el glaucoma, priorizando siempre la prevención y el abordaje integral de la salud ocular.
Preferencias de compra y experiencia omnicanal
Aunque los adultos mayores han adoptado las plataformas digitales para investigar y comparar, muchos todavía prefieren comprar en tiendas físicas. Esta preferencia responde al deseo de interacción humana, asesoría profesional personalizada y pruebas presenciales.
- Canal digital: ideal para la fase exploratoria; permite comparaciones de precio y estilo.
- Canal físico: predomina para la compra final; garantiza confianza, contacto directo con profesionales y seguimiento clínico.
Una estrategia omnicanal que combine presencia digital sólida (con herramientas como espejos virtuales o asistencia remota) y la atención presencial, resulta esencial para fidelizar al consumidor senior.
Influencia y confianza en los profesionales de la salud
La confianza en los profesionales de la salud es un pilar fundamental en la decisión de compra de productos y servicios ópticos para los adultos mayores, es esencial para que los pacientes se sientan menos vulnerables y puedan mejorar su flujo de información.
La recomendación de un especialista de confianza es un factor determinante en la elección de equipos para la corrección visual, como se observa en ópticas que destacan la cualificación de sus optometristas y el uso de instrumentos de última generación para diagnósticos precisos y estrategias de corrección personalizadas.
La relación con el profesional de la salud es un factor crítico. Los consumidores seniors buscan una atención personalizada y un seguimiento continuo, lo que incluye revisiones periódicas para ajustar tratamientos y recibir recomendaciones sobre hábitos visuales saludables. La capacidad de los profesionales para escuchar las necesidades del paciente, responder a sus dudas y acompañarlos en cada paso del proceso, trabajando con marcas de confianza y productos de alta calidad, genera seguridad y fidelidad en la relación.
La labor del profesional implica no solo la escucha activa y el seguimiento periódico de sus pacientes, sino también una explicación detallada de los tratamientos y la utilización de instrumentos modernos y marcas reconocidas. Al enfocarse en estos aspectos, el profesional logra establecer relaciones a largo plazo con sus pacientes y fomenta recomendaciones, fortaleciendo así la fidelización y confianza en su práctica profesional

Estigmas y percepciones estéticas
La autoimagen ocupa un lugar central en la experiencia de compra de los adultos mayores. Este segmento valora profundamente la posibilidad de elegir monturas que enaltezcan su estilo personal, transmitan elegancia y proyecten seguridad y vitalidad, alejándose de aquellos diseños o recomendaciones que puedan asociarse con una imagen envejecida o dependiente. Por ello, las estrategias de comunicación y marketing deben centrarse en promover una estética funcional y moderna, destacando la diversidad de modelos y colores que favorecen la autoexpresión.
Es fundamental que los productos ópticos combinen diseño atractivo, ergonomía y confort, para que quienes los utilizan se sientan actualizados y seguros en cualquier entorno. De este modo, la estética deja de ser un simple complemento y se convierte en una herramienta que empodera, reduce el estigma, fomenta la aceptación y confianza en el uso de ayudas visuales.
Barreras de acceso para adultos mayores vulnerables
Los adultos mayores económicamente dependientes enfrentan múltiples obstáculos, desde costos directos (gafas, cirugías…) hasta barreras indirectas (transporte, cuidadores y/o desconocimiento). En zonas rurales o comunidades marginales, la ausencia de servicios cercanos o la creencia de que la ceguera es parte natural del envejecimiento obstaculizan el acceso a la atención visual.
Para favorecer la inclusión de personas adultas mayores en el acceso a la salud visual, es fundamental implementar estrategias concretas como establecer alianzas con aseguradoras para ampliar la cobertura, desarrollar programas de financiamiento flexible que faciliten la adquisición de servicios y productos ópticos, realizar jornadas comunitarias de salud visual en zonas vulnerables y promover campañas educativas que informen y sensibilicen sobre la importancia del cuidado ocular. Estas acciones integradas permiten derribar barreras económicas y sociales, acercando la atención especializada a quienes más lo necesitan.
Innovación y futuras tendencias
La tecnología está redefiniendo el cuidado ocular. Las lentes progresivas personalizadas, la cirugía de catarata y las herramientas de diagnóstico avanzadas ofrecen soluciones más precisas y cómodas. Paralelamente, los suplementos nutricionales y cambios en el estilo de vida (alimentación, ejercicio, sueño, etc.) se consolidan como estrategias preventivas y complementarias.
Conclusión
El consumidor senior representa un mercado complejo, diverso y en constante evolución. Para responder a sus necesidades visuales, es esencial adoptar un enfoque multidimensional que combine accesibilidad económica, excelencia clínica, experiencia personalizada y bienestar integral. Integrar la visión como parte del estilo de vida, promover la prevención y derribar barreras es la vía para construir relaciones duraderas, impactar positivamente en la calidad de vida de todos los adultos mayores, tanto los autónomos como los dependientes, y generar confianza en un sector cada vez más esencial para esta población.