La evaluación ocular en personas adultas mayores es una herramienta clave para los profesionales de la salud visual, ya que permite efectuar un examen integral La realización de revisiones periódicas facilita la identificación precoz de alteraciones visuales y oculares, y la aplicación de intervenciones adecuadas, mejorando así la precisión y el alcance de la atención otorgada.
La consulta optométrica debe incorporar de manera sistemática la utilización de diversas herramientas diagnósticas que resultan imprescindibles para la evaluación integral de los pacientes, especialmente en personas adultas mayores, quienes requieren una valoración ocular detallada debido a los cambios fisiológicos y patológicos asociados al envejecimiento, los cuales pueden afectar su calidad de vida Por este motivo, la inspección y exploración ocular exhaustiva es fundamental para lograr un diagnóstico precoz, implementar tratamientos oportunos además de prevenir alteraciones visuales y enfermedades oculares y/o sistémicas.
Con el envejecimiento, los ojos experimentan transformaciones estructurales y funcionales, entre las que se incluyen cambios fisiológicos y degenerativos como la presbicia, una reducción de la transparencia del cristalino, una menor producción lagrimal, la pérdida de células ganglionares en la retina y la alteración de la circulación coroidea-retiniana. También, es común el aumento en la rigidez y el engrosamiento de las fibras del humor vítreo, lo que puede dar lugar a miodesopsias, mientras que la reducción de la sensibilidad retinal contribuye a una menor adaptación a los cambios de luz y a la disminución de la agudeza visual nocturna. Por este motivo, se recomienda la vigilancia visual periódica en adultos mayores para detectar posibles alteraciones visuales.
¿Por qué es clave realizar una evaluación integral en un adulto mayor?
En la práctica clínica es frecuente atender pacientes adultos mayores que presentan diversos síntomas. La realización meticulosa de todas las pruebas necesarias dentro del protocolo integral de la consulta optométrica frecuentemente revela condiciones subyacentes no evidenciadas inicialmente, lo que resalta la importancia de una evaluación lo más completa posible.
La gerociencia estudia los procesos biológicos del envejecimiento, abordando sus mecanismos para prevenir multimorbilidades asociadas a la edad. Bajo esta perspectiva, el examen visual y ocular se transforma en una herramienta anticipatoria, no solo para detectar patologías oculares, sino como un indicador sistémico de salud. Alteraciones en la retina, el nervio óptico o la agudeza visual pueden reflejar procesos neurodegenerativos, cardiovasculares o metabólicos, por lo que un examen visual y ocular exhaustivo puede convertirse en un biomarcador clínico del envejecimiento.
¿Qué pruebas se recomiendan para la evaluación e inspección ocular?
- Inspección externa:
Se debe examinar los párpados, estructuras perioculares y la hendidura palpebral. La evaluación minuciosa de la superficie ocular puede realizarse utilizando preferiblemente una lámpara de hendidura. Es recomendable solicitar al paciente que dirija la mirada en diferentes direcciones para facilitar una mejor observación; asimismo, en casos necesarios, se puede emplear un hisopo estéril para la eversión palpebral ante la sospecha de cuerpos extraños o molestias. Entre los hallazgos relevantes se incluyen alteraciones en párpados, asimetría ocular, hiperemia, secreciones, ptosis y lesiones externas.
- Exploración funcional y anatómica:
La evaluación oftalmológica incluye la revisión de la agudeza visual tanto lejana como cercana , que analiza cuidadosamente la capacidad del paciente para distinguir detalles a diferentes distancias. Se realiza una minuciosa inspección pupilar y de los reflejos oculares, lo que permite detectar posibles alteraciones neurológicas o estructurales. También se observa la motilidad ocular, comprobando que los ojos se desplacen adecuadamente en todas las direcciones.
Mediante la biomicroscopía, el especialista examina con detalle estructuras como la córnea, el cristalino y la conjuntiva, entre otras, buscando anomalías o signos de enfermedad. Para descartar glaucoma u otros trastornos relacionados con la presión intraocular, se lleva a cabo una tonometría. La oftalmoscopia se emplea para observar directamente el nervio óptico y la retina, lo que facilita el diagnóstico de patologías retinianas o daños en el nervio. Según las necesidades clínicas de cada caso, pueden solicitarse pruebas complementarias, como el estudio de campo visual o la tomografía de coherencia óptica (OCT), para obtener información más precisa sobre la función y estructura ocular.
La oftalmoscopia y la evaluación de medios transparentes
La oftalmoscopia constituye una prueba esencial en la valoración del fondo de ojo, particularmente en pacientes adultos mayores, ya que permite identificar tempranamente alteraciones visuales y sistémicas que pueden incidir negativamente en la calidad de vida si no se abordan oportunamente.
En el ámbito del examen y la evaluación visual y ocular, definir criterios precisos cobra especial relevancia la oftalmoscopia, para asegurar diagnósticos acertados y planes de tratamiento adecuados. Una valoración integral de la retina y de los medios transparentes del ojo permite detectar posibles anomalías, identificar factores de riesgo y orientar las intervenciones en función de las necesidades individuales de cada paciente.
La evaluación ocular integral contempla diversos aspectos fundamentales para asegurar un diagnóstico preciso y un abordaje adecuado de cada paciente. En primer lugar, es esencial la detección de enfermedades degenerativas de la retina, como la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE), la retinopatía diabética, el desprendimiento de retina y la retinosis pigmentaria. Identificar estas patologías en etapas tempranas permite intervenir oportunamente y preservar la función visual.
Otro aspecto crucial durante la exploración es la evaluación detallada del nervio óptico. Esta revisión permite identificar signos compatibles con glaucoma o neuropatías ópticas, condiciones que pueden amenazar la visión si no se detectan a tiempo.
La exploración del fondo de ojo también sirve como valiosa herramienta para el seguimiento de enfermedades sistémicas, tales como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, ya que ambas pueden manifestarse con alteraciones características en la retina, como las diferentes formas de retinopatía.
Finalmente, es importante observar los signos propios del envejecimiento ocular, entre los que se incluyen la atrofia retiniana, la presencia de drusas y la esclerosis vascular. Estos cambios fisiológicos, aunque esperados con el paso del tiempo, requieren vigilancia para distinguirlos de patologías que puedan comprometer la calidad visual de la persona.
1.- Detección de enfermedades degenerativas de la retina: ● Degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) ● Retinopatía diabética ● Desprendimiento de retina ● Retinosis pigmentaria 2.- Evaluación del nervio óptico: ● Glaucoma ● Neuropatías ópticas 3.- Seguimiento de enfermedades sistémicas: ● Hipertensión arterial ● Diabetes mellitus 4.- Detección de signos de envejecimiento ocular: ● Atrofia retiniana ● Drusas ● Esclerosis vascular |
Con el paso del tiempo, los medios transparentes del ojo, como la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo, experimentan transformaciones fisiológicas y degenerativas que pueden disminuir la agudeza visual, incluso cuando la corrección óptica es adecuada.
Durante la evaluación de los medios transparentes, es imprescindible realizar una inspección minuciosa de la película lagrimal, la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo. Para ello, el uso de herramientas diagnósticas especializadas, como la lámpara de hendidura, lentes de Volk o cámaras retinales, facilita la obtención de imágenes en alta resolución y la detección temprana de patologías o anomalías sutiles. No obstante, en aquellos casos en los que solo se dispone de instrumentos como el oftalmoscopio, es posible adaptar la técnica y aprovechar al máximo los recursos disponibles en el gabinete. La correcta utilización de estos instrumentos permite valorar la transparencia, integridad y funcionalidad de cada uno de los medios, así como identificar signos iniciales de enfermedades oculares como cataratas, opacidades corneales, sinequias o cuerpos flotantes. De este modo, la exploración exhaustiva de los medios transparentes se convierte en un pilar esencial para el abordaje global del paciente, especialmente en el contexto del envejecimiento ocular.
Conclusiones
Existen múltiples pruebas y procedimientos recomendados en la consulta para garantizar una inspección y evaluación ocular exhaustiva. La inspección y exploración del adulto mayor representa una herramienta clave no solo para preservar la función visual, sino también para mantener la independencia, bienestar psicológico y calidad de vida de esta población. Realizar evaluaciones periódicas facilita la detección temprana de alteraciones visuales, la instauración de tratamientos oportunos y contribuye de manera significativa al envejecimiento saludable y funcional del paciente.
Referencias:
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