Origen funcional de las disfunciones no estrábicas de la visión binocular

Compartimos el siguiente artículo del Dr. Alejandro León, docente de la Universidad de La Salle, Bogotá, Colombia.


Las disfunciones no estrábicas de la visión binocular, son un conjunto de anomalías (insuficiencia de convergencia, de divergencia, exceso de convergencia o divergencia, disfunción de vergencias, insuficiencia – exceso de acomodación, inercia acomodativa) del mecanismo sensorial y motor en el sistema visual, que como su nombre lo indica no están acompañadas de estrabismos constantes, y que pueden generar dificultades en el desempeño escolar de los niños, de los estudiantes de secundaria o universitarios, de los atletas de alto rendimiento o en la habilidad de realizar eficiente las labores diarias en algunas profesiones.

Por: Dr. Alejandro León, docente de la Facultad Ciencias de la Salud de la Universidad de La Salle.

Diversos autores han encontrado que la prevalencia global de estas disfunciones es alta. Porcar y colaboradores reportaron que en un grupo de 65 estudiantes universitarios, este tipo de problemas estaba presente en el 32.3% de los casos. León Medrano, Márquez y Núñez, han encontrado que algún tipo de anomalía acomodativa o de vergencias (o las dos) fueron diagnosticadas en 99 sujetos entre los 5 a los 19 años (19.5%), todos ellos pertenecientes a los colegios públicos de una ciudad en Colombia. Por otro lado, Cacho, García-Muñoz, Ruiz-Cantero, hicieron una revisión sistemática para determinar un valor más concordante de la prevalencia de estas disfunciones y citaron que la insuficiencia acomodativa oscilaba entre el 2% al 61.7%, en tanto que la insuficiencia de convergencia estaba en el orden del 2.25% al 33%. De este último trabajo dichos autores concluyen que la variación de estas frecuencias están dadas por las diferencias en los tamaños muestrales y en los criterios de diagnóstico empleados.

La Asociación Americana de Optometría indica que los desórdenes de la acomodación se originan de la necesidad de sostener el incremento acomodativo requerido para ver objetos de cerca. Esta afirmación puede ser sustentada si sigue el razonamiento que se expresa a continuación:

En un sujeto sano visual y físicamente, la lectura o el fijar imágenes a distancias cercanas, llevan a una respuesta balanceada del mecanismo de acomodación y vergencia por parte del sistema visual. Si se incrementa la demanda visual, sea porque el texto es más complejo y se requiere de mayor concentración para entenderlo, debido a que la cantidad de elementos visuales que componen la escena es mayor, o ya que la luminancia del objeto de fijación es menor, conlleva a un mayor esfuerzo para percibir la imagen.

El sistema visual hace frente a este esfuerzo, con una mayor respuesta acomodativa (disminución del Lag de acomodación) que puede derivar en un principio en la disfunción denominada “exceso acomodativo”. En estos momentos los sujetos pueden presentar gran variedad de síntomas; dolores de cabeza, visión borrosa ocasional, ardor en los ojos etc. Ante este nuevo “escenario visual”, y con el fin de evitar o eliminar los síntomas, el sistema oculomotor comienza un proceso de adaptación para adoptar un nuevo patrón de visión, que para este mecanismo (acomodativo) indica un aumento del aporte que hace la acomodación tónica.

Con el aumento de la acomodación tónica, es menor el aporte que deberán hacer la acomodación inducida por emborronamiento, lo que se traduce en que el sujeto tendrá dificultades para estimular o relajar la acomodación, es decir pueden aparecer la inercia y/o la insuficiencia acomodativa, debido a que el paciente tiene demandas muy fijas por lo que no requiere de acomodar más o menos, si no lo necesario para llevar a cabo esas tareas.

Dicho lo anterior, se dice que el mecanismo acomodativo pasa de ser un sistema dinámico a uno estático. Cuando esto pasa es probablemente que el sujeto deje de presentar síntomas, ya que el sistema visual se ha adaptado pasando de tener un mecanismo de enfoque dinámico a uno más estático. Sin embargo, si empiezan a aparecer nuevos estímulos que requieren diferentes demandas visuales, la persona volverá a experimentar nuevamente síntomas relacionados con las disfunciones visuales. Quizás esta sea una de las razones por la que pacientes que se les encuentran problemas acomodativos, no refieren síntomas cuando se les pregunta al hacer la anamnesis, sin embargo una exploración más profunda de sus hábitos visuales, pueden llegar a mostrar la razón por la cual no reporta nada.

Un razonamiento similar puede ser seguido respecto a los problemas de vergencias. Ante un objeto ubicado entre el infinito óptico y los ojos de una persona, se desencadena una respuesta de vergencias. En un primer momento, la cercanía del objeto de fijación genera la acción de la vergencia fusional transitoria y de la proximal; estas sitúan los ejes visuales cerca al punto de fijación. A continuación, la vergencia fusional sostenida, permite alinear lo más cerca posible los ejes visuales, por lo que es posible fusionar y ver sencilla la imagen. La vergencia fusional y proximal son ayudadas por el estímulo proveniente de la acomodación, es decir la vergencia acomodativa, la cual ayuda en el mantenimiento de la fusión de las imágenes y finalmente en un proceso de retroalimentación, más la vergencia tónica ayudan a que la vergencia final sea posible mantenerla por tiempos prolongados.

Con el pasar del tiempo, si la mayor acción de la acomodación persiste, la vergencia fusional negativa va disminuyendo, permitiendo que los ojos giren más hacia adentro, es decir hacia una endodesviación. Con la aparición de estos nuevos patrones visuales, es posible, como en el caso de la acomodación, que los síntomas desaparezcan, pero si el sujeto empieza a trabajar bajo una demanda diferente (distinta distancia), la sintomatología volverá.

La aparición de nuevas tecnologías han incrementado la demanda visual de cerca; la distancia a la cual se leen mensajes de texto oscilan entre 18 a 58 centímetros, con tamaños de letras que promedian hasta 20/27 de agudeza visual, mientras que en los computadores la distancia usual de lectura está entre 19 a 60 cm, con letras que ocasiones subtienden ángulos de resolución menores a 1 minuto de arco. Por otro lado el uso de estos aparatos incrementan la aparición de síntomas, relacionados con ojo seco o con disfunciones de vergencia o acomodativas. Adicional a lo mencionado anteriormente, Shin y colaboradores han hallado una relación significativa entre los logros escolares y este tipo de problemas.

Todo lo expuesto anteriormente lleva a conjeturar que la alta prevalencia de las disfunciones binoculares no estrábicas estarían relacionadas con las nuevas demandas visuales dadas por la tecnología y nuevas labores, por tanto la aplicación de medidas preventivas de higiene visual (como las mencionadas anteriormente) podrían tener un impacto significativo en la aparición de este tipo de problemas, sobre todo en la población estudiantil y laboral, lo que llevaría a un incremento en el rendimiento de sus actividades.

Resumiendo, las disfunciones binoculares no estrábicas pueden tener origen un origen funcional en los cambios de los patrones visuales de las personas debido a la aparición de instrumentos electrónicos personales más avanzados, los cuales generan nuevas demandas visuales en los sujetos, que conlleva finalmente a que la frecuencia de estos problemas sea actualmente mayor.

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